SÁNCHEZ-ROS GÓMEZ, JOSÉ MARÍA
En 1614, una embajada japonesa llega a Sevilla enviada por Date Masamune, señor de Sendai. El samurái Hasekura dirige la expedición a la que acompaña un sevillano, el franciscano Luis Sotelo. El propósito de la embajada era abrir una ruta de comercio entre Japón y España, y conseguir para los franciscanos un segundo obispado. Cuando la embajada se encuentra en Europa arrecia la persecución de los cristianos en Japón. Hasekura se bautiza en Madrid en presencia del rey Felipe III y es recibido en Roma por el papa Paulo V. No obstante, la poca representatividad de la embajada y los informes desfavorables que llegan al Consejo de Indias obligan a Hasekura y a Sotelo a un difícil regreso, sin haber conseguido nada. Alrededor de una docena de samuráis se quedan en la villa de Coria del Río y sus descendientes adoptan el apellido Japón.
Uno de aquellos descendientes Fernando Japón cuenta la historia de la embajada con la ayuda de su amigo Mauro Caro. El relato histórico se superpone con la propia experiencia de los autores que narran la historia.
La presencia ibérica, españoles y portugueses, en Japón es una circunstancia poco conocida, pero que perduró casi un siglo desde 1549 en el que el padre jesuita Francisco Javier llegó a Japón hasta 1624 cuando cesaron por completo. La embajada de Hasekura podría haber cambiado el curso de la historia, ya que si hubiera prosperado Japón se hubiera abierto a Occidente en el siglo XVII y no a finales del siglo XIX como sucedió después. Pero el esfuerzo no fue en vano. Lo prueba el hecho de que se conmemore ahora el cuarto centenario de la embajada Hasekura en España y Japón.
La novela el insólito viaje del samurai Hasejura fue presentada en Sevilla el día 15 de noviembre de 2013 en la Biblioteca Infanta Elena. Oficiaron de introductores el notario de Sevilla don Javier Feás Costilla y la profesora y crítica literaria Susana Jákfalvi.