ALFONSO CAYON,RAMON
La presentaciテウn en salas del western Django desencadenado devuelve a la primera lテュnea cinematogrテ。fica a Quentin Tarantino, sin lugar a dudas, uno de los cineastas mテ。s sobresalientes, y personales, del panorama estadounidense contemporテ。neo. Firmante de una de las pelテュculas clave del cine norteamericano de las テコltimas dテゥcadas, Pulp Fiction, y autor de una obra, en conjunto, apasionante y rabiosamente cohesionada, continテコa, filme tras filme, sin dejar indiferente a ningテコn espectador. Adorado y detestado con vehemencia a partes iguales e imitado con insistencia desde el sonado triunfo de su segundo largometraje, este precoz cinテゥfago, convencido autodidacta, educado en innumerables salas de cine y graduado en los pasillos del mテュtico Video Archives, construye, armado de una feroz y desprejuiciada cinefilia, ajeno a cualquier tipo de moda o transformaciテウn artテュstica, y flanqueado por una pandilla de fieles colaboradores, una filmografテュa, en esencia, fabricada a partir de innumerables retales sustraテュdos, con descaro, de las mテ。s diversas obras. Virulento maestro del collage fテュlmico light, fascinado por el spaghetti western, el wusia, el exploit a la mediterrテ。nea, la obra de Godard, Fuller o John Woo, niテアo mimado del todopoderoso productor Harvey Weinstein y del Festival de Cannes, y realizador de la poliテゥdrica Malditos bastardos, una de las reescrituras de la historia mテ。s alucinantes exhibidas en el cinematテウgrafo, o la, todavテュa hoy, injustamente poco valorada, Jackie Brown, una de sus piezas mayores, despuテゥs de sobrevivir a la caテュda del cine indie USA de los noventa, autoimpuesto movimiento inmejorablemente encarnado en la Generaciテウn Sundance del noventa y dos, se transforma, definitivamente, en una de las individualidades artテュsticas mテ。s marcadas, reconocibles y deslumbrantes de los テコltimos aテアos.