SILVIA PICHARDO MOJARRO
Pisar una plaza de toros es sentir incerteza. Una incertidumbre que te desarma pero que te puedes esperar. Hasta que la primera plaza del mundo se convierte en el lugar idóneo para cometer un crimen. La tensión, las espadas; todo lo pone en bandeja.
Cuando el novillero Sergio Jiménez aparece muerto en la Real Verona, atravesado como un toro bravo, y justo antes de tomar la alternativa en la corrida más esperada del año, todo lo que parecía eterno e intangible empieza a romperse poco a poco. Tercio a tercio.